Vida tradicional

La comarca pasiega se ha identificado tradicionalmente como el prototipo de la ganadería montañesa, ligada a la vaca lechera, y todavía es así en gran medida en esta comarca del Pas-Pisueña-Miera, a la que pertenece el Ayuntamiento de San Pedro del Romeral, sin embargo la ganadería ha perdido también mucho peso en estos municipios rurales, desde la entrada de España en la Comunidad Europea, y actualmente los servicios y el turismo, e incluso del empleo industrial generan más riqueza en esta comarca que una ganadería sin horizontes.

Desde la Edad Media los valles de Pas-Pisueña-Miera vivían fundamentalmente de una precaria agricultura complementada con una ganadería de montaña y otros recursos secundarios. En el siglo XVII la llegada de nuevos cultivos de América, y sobre todo el maíz, dieron lugar a una época de prosperidad agraria y paradójicamente favorecieron la extensión de la ganadería de montaña propia de las Tres Villas Pasiegas a otras jurisdicciones vecinas. No sería hasta finales del siglo XIX cuando la ganadería montañesa se empezó a orientar hacia la producción de leche, en 1905 se instaló la multinacional suiza Nestlé en la Penilla de Cayón y pronto los cultivos casi desaparecieron para dejar sitio a las praderías, imprescindibles para la alimentación de las vacas lecheras. Simultáneamente se produjo la sustitución de la raza pasiega autóctona por la frisona holandesa de mayor rendimiento lácteo. Así se llegó el paisaje característico de bajas de vacas pintas y praos que hemos conocido todos en la comarca, y que no es más que el resultado de una evolución histórica.

Dentro de la comarca, el modelo ganadero propiamente pasiego merece una explicación aparte. Ya hemos dicho que la extensión del cultivo del maíz favoreció la expansión de la ganadería de montaña pasiega por otras jurisdicciones vecinas, al ser ocupados los mejores terrenos de los valles por los nuevos cultivos. Se generó así una original ganadería basada en la creación de praderías en los rincones más increíbles de las montañas siendo las mismas objeto de privatización por los pasiegos, levantándose las correspondientes cabañas y cercas delimitadoras de la propiedad.

Frente al modelo ganadero característico del resto de la región, basado en los pastos comunales de verano, la ganadería pasiega se ha basado en el aprovechamiento itinerante de fincas particulares y en la estabulación en cabañas dando lugar a una peculiar y continua trashumancia de corto recorrido, la muda, en la que participa no solo el ganado sino la propia familia pasiega, siempre de cabaña en cabaña. Ello se traduce en uno de los paisajes rurales más singulares de España, con miles de cabañas dispersas por las montañas pero también en unos problemas enormes para la dotación de servicios, los cuales persisten hoy en día.

Además lo de ganaderos, los pasiegos también se distinguieron tradicionalmente por su dedicación a oficios tan variados y pintorescos como nodrizas reales, heladeros y barquilleros por toda España y Francia. 

 

Fuente, "Una mirada al interior de Cantabria, Cantabria rural"